Un par de factores que
jugaban en contra tan destacables como un Barça-Madrid de fútbol, y
que el evento cayera en martes, teniendo en cuenta cómo se las gasta
últimamente el respetable en Barcelona, finalmente no fueron
impedimento para encontrarnos en la puerta de La [2] de Apolo un
cartel súper cutre que avisaba de “Entradas Agotadas”.
De acuerdo que no era un
Apolo, pero teniendo en cuenta que The Dogs D’Amour ya no tienen el
tirón de antaño, resultó un pequeño triunfo para los fans de la
banda que allí nos congregamos. Nostálgicos cuarentones que sacaron
del baúl de los recuerdos sus fulares y americanas de pana (alguna
de terciopelo también se vio), mucho treintañero fan de la escena
británica de los 80, y algún veinteañero despistado, esperábamos
con ganas la salida al escenario de la mítica formación original.
Hacía 22 años que no
nos visitaban Jo Dog, Bam, Steve James y el excéntrico Tyla, que
estuvo viviendo en Barcelona durante algún tiempo. Las expectativas
estaban divididas y había un temor a la decepción, pero finalmente
resultó ser una estupenda velada de rock n’ roll.
Si bien empezaron muy
fríos, abriendo con Last Bandit, Firework Girl y The
Kid From Kensington, lo cierto es que a medida que empezaron a
sacar artillería pesada en plan Heartbreak o Billy Two
Rivers, la cosa se fue caldeando y el público también fue
dejándose llevar. El show de hora y media fue de menos a más, con
una impresionante recta final. Y es que cuando los perros de Wardour
St abren el cofre de los hitazos, eso es un no parar. Volver a
recuperar temas como Errol Flynn, Victims of Success o
I Don’t Want You To Go fue maravilloso.
La banda demostró estar
en buena forma, sonaban bastante sólidos, y aunque la voz de Tyla se
percibía bastante acabada (la bajada de tono de los temas fue muy
exagerada), verlo sobrio, con aspecto y actitud bastante elegantes
fue una alegría. Cómo no, sacó una botella de vino en la última
parte del espectáculo.
Los viejos del lugar que
disfrutaron de la banda en su apogeo y recordaban alguna actuación
de la época comentaban que había sido un concierto aceptable pero
criticaban que ya no era lo mismo. Quizás falta de chispa y
entusiasmo, un concierto menos etílico, y el obvio paso del tiempo.
Personalmente no pude
evitar hacer comparaciones con The Quireboys, otra banda que
por estilo, origen, trayectoria y un sinfín de lazos en común
encuentro muy próxima a los chicos de Tyla (y que en breves vuelven
a visitarnos). No importa las veces que los haya visto, ni las copas
que Spike se haya bebido, sus shows nunca fallan y siempre terminan
convirtiéndose en una gran fiesta.
La reunión de Dogs
D’Amour que presenciamos fue una apuesta por la nostalgia que salió
bien. La duda está en si serían capaces de dar al proyecto una
continuidad, y si volverían a lograr cautivarnos.
Texto y fotos: Toi Brownstone
Una sorpresa, esta reunión... recuerdo que la anterior, que ni siquiera era una reunión completa, acabó como el rosario de la aurora, que se dice... no soy gran fan de los perros, por desconocimiento, más que nada, sólo tengo (y he escuchado) un disco suyo, el que contiene el tema "Errol Flynn", y sin embargo, supongo que es una banda que se puede disfrutar si te gusta el rock n' roll aunque no conozcas mucho de su trayectoria. Lo que sí tengo es un autógrafo de Tyla... me lo encontré en un concierto de Hellacopters en BCN y tenía mi rotulador y mi libreto de CD, del de los jelacas, claro, y no sé aún por qué, me dió por pedirle un autógrafo... insisto, no soy fan... todavía ignoro por qué lo hice. Pero ahí estaba, teniendo a Tyla plasmando su firma en un libreto de CD de los Hellacopters...
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